¿Qué es la justicia climática?
Cada vez que observamos los noticieros, parece que los científicos están presentando nuevas evidencias de cómo estamos, y cómo hemos estado, avanzando hacia un planeta que se calienta. Los efectos del cambio climático ya están siendo documentados en todo el mundo. Pero un aspecto que a menudo se deja de lado en el debate es quiénes resultan más afectados por estos cambios.
La justicia climática es un concepto que reconoce que nuestra dependencia de los combustibles fósiles ha beneficiado de manera desigual a los países más ricos, a la vez que afectó desproporcionadamente a los pueblos más pobres y a los países en vías de desarrollo de todo el mundo. Por ejemplo, en África, donde los granjeros no tienen red de seguridad cuando sus cultivos fracasan, el impacto del cambio climático en la agricultura está exacerbando las desigualdades existentes.
Alrededor del mundo, las personas de los países en vías de desarrollo están migrando a los centros urbanos en búsqueda de trabajo. Pero el cambio climático está amenazando los recursos naturales básicos, incluso el agua, a la vez que incrementan la incidencia de los desastres naturales, como los huracanes y los tifones, que hacen estragos en las regiones costeras. Los países en vías de desarrollo ya sufren una severa falta de infraestructura y todos los impactos del cambio climático no hacen más que intensificar la división entre los que viven en caseríos marginales y los que habitan en rascacielos céntricos.
En los EE. UU., el aumento de los niveles del mar debido al cambio climático desplazarán a las comunidades más pobres; ya hemos visto cómo huracanes como Katrina devastaron vecindarios costeros carenciados. En realidad, cuatro de las principales diez ciudades más vulnerables a los daños por inundaciones están en los EE. UU. El mismo estudio predice que los daños por inundaciones a ciudades de todo el mundo costarán mil millones de dólares por año si esas ciudades no adoptan medidas para adaptarse. Un estudio tras otro demuestran cómo las comunidades pobres y las personas de color son las más afectadas por la contaminación por la remoción de las cumbres de montañas, las centrales de energía, los desechos tóxicos, el smog de los carros y todo un ejército de riesgos de salud.
Mientras tanto, el cambio climático ya está costando $1.2 billones por año, y se prevé que demandará $67,000 millones de ayuda para colaborar con la adaptación de los países en vías de desarrollo. Por todas estas razones y otras más, necesitamos sintonizarnos en los quiénes del cambio climático, no solo en los por qués y los cómos.
La buena noticia es que las naciones de todo el mundo están comenzando a reconocer las implicancias éticas y económicas de la justicia climática. Ben & Jerry's se ha unido al reclamo por una justicia climática amplia. El Fondo Ecológico para el Clima, de las Naciones Unidas, intenta hacer justamente eso, con la meta de asegurar compromisos financieros de las naciones ricas que aceleren las inversiones en economías en desarrollo que corten las emisiones, expandan las energías renovables y se adapten a los impactos del cambio climático que ya se están sintiendo. La creación del GCF es importante, pero lo que es más importante aún es que las naciones ricas del mundo den un paso al frente y aseguren que cuente con los fondos suficientes.
De contar con los fondos adecuados, programas como el Fondo Ecológico para el Clima pueden comenzar a modificar este desequilibrio para aspirar a un futuro más sostenible para todos. Asegurémonos que estamos tomando la justicia climática en serio e impulsemos el inicio de estos esfuerzos para lograr que el mundo tome un mejor camino.